Raúl Romero*
El 31 de mayo de 2020, justo cuando en México comenzamos a entrar a los días con mayor número personas fallecidas y contagiadas de coronavirus, llegó el fin de la “emergencia sanitaria” y comenzó la “nueva normalidad”, estrategia adoptada por el gobierno federal para el reinicio de actividades no esenciales. La sensación era de incertidumbre, mientras desde las áreas de salud el gobierno federal insistía en que mantuviéramos el confinamiento y el distanciamiento social, tanto el presidente de México -Andrés Manuel López Obrador (AMLO)- como grupos empresariales, insistían en la urgencia de reactivar la economía y romper el encierro. La incertidumbre, pues, era resultado de lo contradictorio de los mensajes. Read more